El 3D está en boca de todos y casi todas las empresas incorporan a especialistas de este tipo en sus departamentos audiovisuales. Por ello, no es de extrañar que el universo del 3D se expanda en todos los sentidos, también en la profundización de este a través de multitud de disciplinas.
El 3D se basa en la creación de polígonos que permiten la composición de figuras en tres dimensiones. Estas figuras están compuestas por los tres ejes (x, y, z) que permiten alcanzar esa sensación tridimensional. Y aquí nace la estrecha relación del 3D con la retopología, una técnica crucial en el ámbito de la animación.
¿Qué es la retopología?
La retopología es una técnica digital basada en el control y la simplificación de las figuras en 3D. Consiste básicamente en calcar o redibujar una figura ya existente por medio de polígonos, reduciendo considerablemente la cantidad de polígonos originales que tendría esta figura en un principio. Así, podemos pasar de miles o millones de polígonos a solo unos cuantos que permitan no solo simplificar el proyecto a la hora de manejarlo, sino reducir de una manera ostensible el flujo de trabajo de nuestros ordenadores, creando productos mucho menos pesados. Esto es vital para realizar otras acciones de forma mucho más liviana y funcional en postproducción, como podría ser texturizar o animar esas piezas.
Esta simplificación fructifica en una malla de polígonos manejable a través de dos tipos de figuras, los triángulos o tris (tres lados, tres vértices y tres aristas) y los cuadrados o quads (cuatro lados, cuatro vértices y cuatro aristas). Generalmente, los tris se utilizan en el sector de los videojuegos y los quads se reservan para el ámbito de la animación. También existen los polígonos N-gons, formados por cinco o más lados, aristas y vértices; sin embargo, es preciso prescindir de ellos, ya que son errores dentro de cualquier composición y trabajar con ellos solo genera problemas.
Siempre qué pensamos en qué es la retopología, nos surge también la pregunta de cuál es su función. La necesidad de la retopología surge cuando es necesario animar objetos complejos, repletos de detalles que precisan una incorporación de polígonos sobre superficies irregulares. Esta nueva malla de polígonos es esencial para poder llegar a
lugares de difícil alcance con la animación normal, pues permite controlar, manejar, pintar o animar cualquier espacio. La retopología no solo ayuda a manipular esas superficies con el establecimiento de polígonos, sino que ordena esas mallas para que se pueda trabajar de manera más eficiente. Mediante loops (fusión de varios polígonos de manera fluida) o poles (fusión de varios loops) es sencillo alcanzar todos los espacios hasta cubrir la superficie completa, sin límites para animar. Gracias a este proceso, las animaciones en 3D son mucho más expresivas y sofisticadas.
La retopología, una técnica crucial en el ámbito de la animación.
Dentro de la propia retopología existen dos variantes o formas de proceder. Por un lado, la retopología automática que, colocando unas simples directrices, permite al software poner el piloto automático y crear la malla de polígonos por su cuenta, insertando polígonos donde el programa considere. Y aunque es un proceso muy rápido que reduce considerablemente el número de polígonos de esa malla, no es lo ideal en ciertos procesos de postproducción como los rig o la animación. Para ello, es mejor usar la segunda opción, que es la retopología manual. En este caso, es el diseñador el encargado de calcar o redibujar cada polígono, eligiendo cada espacio, controlando todo el proceso y culminando un trabajo más preciso que depende únicamente de él, a pesar de su lentitud.
Esta disciplina se una a tantas otras que están al alcance del usuario medio desde sus propios equipos. Y para dar rienda suelta a las bondades de la retopología, los programas más punteros son Zbrush y Maya, sin duda. Su capacidad para modelar es tan elevada que acaba presentando resultados totalmente profesionales, sin grietas.
